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Al hablar de alimentos transgénicos nos estamos incluyendo en un tema muy polémico recientemente. Ya en España se ha dado a conocer el descontento de la población sobre el “imponente” mercado de alimentos genéticamente modificados, no obstante, se siguen dando leyes y libertades para ampliar el sector agrícola disponible para esta nueva tecnología.
Según la información que nos brinda PIDAASSA PERU (Programa de Intercambio, Diálogo, Asesoría en Agricultura Sostenible y Seguridad Alimentaria), a mediados del año 2006, un grupo de bebes recién nacidos habían sido utilizados para probar un fármaco contra la diarrea que está hecho a base de arroz transgénico producido por la empresa Ventria Bioscience. Esta prueba fue practicada en 140 niños de hospitales públicos: Instituto Especializado de Salud del Niño en Lima y el Hospital Belén de Trujillo, donde acude generalmente la población pobre.
A pesar que luego de esta noticia la Asociación Medica del Perú haya denunciado la negligencia cometida; es indignante ver como productos farmacéuticos hechos por plantas que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no aprueba hasta ahora; en nuestro país se han aceptado para hacer experimentos con niños, con la disculpa de que todo se hizo con el consentimiento de sus padres pero ¿Estarían sus padres bien informados sobre estas nuevas tecnologías que no han sido aprobados en otros países desarrollados?
Continuamente hablamos de políticas para el desarrollo sin darnos cuenta que países desarrollados están buscando países sub desarrollados para probar sus nuevos productos o como ahora se les llama “modernas biotecnologías”, ya que en su país no se les permite.
Se habla también, que gracias a la incorporación de alimentos transgénicos la pobreza en nuestro país disminuiría, ya que contaríamos con una mayor distribución de alimentos a un menor precio, sin embargo, es cierto también que estaríamos creando un mayor abismo entre las personas que tienen el poder y las que dependen de ellas. En el Perú aún no se ha reportado daños en la agricultura, como lo ocurrido en los casos anteriores, pero de acuerdo a denuncias de algunas organizaciones, ya se están manifestando algunos intentos de algunas empresas que están ingresando alimentos transgénicos, lo cual es una amenaza para nuestros cultivos nativos.
Empero, ya ha llegado al Perú dichos alimentos GM como la soja transgénica y es usada como ingrediente para el proceso de productos industrializados; consumiendo nosotros entonces, de forma disimulada, alimentos transgénicos.
Monsanto es el nombre de la empresa más grande en lo referente al cultivo y la modificación genética en plantas. Así, para muchos investigadores, entre ellos Isabel Lapeña, abogada de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental y máster de política ambiental del London School of Economics, es necesario realizar un “etiquetado” a todos los productos GM, para en un futuro realizar la verificación y afirmar ya con certeza si esta nueva tecnología traerá problemas a largo plazo para nuestra salud o no; pues actualmente esta y muchas otras empresas venden dichos alimentos al consumidor sin informarle lo que está detrás de la buena apariencia del producto.
Desprendemos entonces que hay dos posiciones en frente de esta nueva tecnología que es la “aceptación” o la “no aceptación” y cada una tiene sus razones particulares para aceptarlo o rechazarlo. Pues aunque ahora se ha hablado mas del rechazo ya que es lo que se resalta mejor en las sociedades, cuya opinión puede resultar a veces algo superficial o carente de bases científicas, existe además un gran abrazo a este avance por parte de muchos científicos que ven esto, como una oportunidad de conocer mejor el mundo de la genética y poder solucionar problemas sociales gracias al avance de la biotecnología.
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